miércoles, junio 29, 2005

Anclados en Melinka

La Tarde se despedìa junto a los frìos chubascos que nos recordaban que llevábamos tres dìas fondeados en el Puerto de Melinka esperando que el frente de mal tiempo pasara.

En invierno en estas latitudes se oscurece muy temprano, por lo que la vida continua al interior de las casas y especialmente alrededor de la cocina a leña.

Para mí, como para los demàs marineros y navegantes de esta zona, las lanchas y barcos se transforman en nuestras casas, y permanecemos unidos en torno al calor de los leños de la cocina, conversando de nuestras vidas, recordando a las distantes familias.

Son muchas las actividades que se realizan a bordo de una lancha chilota, como preparar la leña para el dìa, hacer la masa para el pàn, hacer agua en el arroyo màs cercano, achicar sentinas, leyendo algun libro que se intercambian con otras naves que hemos encontrado en la ruta, escuchando la radio con los mensajes, asì de esa manera pasan los tediosos dìas de mal tiempo.

El momento que màs me gustaba era cuando comenzaba la noche, afuera el viento y los chubascos rugian sin cesar, adentro se preparaban los mates amargos y las sopaipillas, nos reuniamos todos y se preparaban las parejas para entretenernos con unos de los juegos con naipes màs entretenidos que he conocido, “El Truco”.

Muchas noches chilotas las pasamos jugando truco, mientras el cocinero de turno preparaba una caliente sopa para la cena.
Entre risas, mates, naipes y por supuesto la tanda obligada de increíbles historias y leyendas pasabamos al cuarto dìa capeando este fuerte temporal de lluvia y viento.

Antes de acostarme le doy la ultima mirada al Baròmetro, le doy un golpecito con el dedo.......ha subido levemente, creo que mañana en la tarde ya podremos navegar.

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